lunes, 6 de diciembre de 2010

El Eneagrama

Descripción de los nueve tipos de personalidad:

El símbolo del eneagrama se forma con la superposición de dos figuras geométricas: un triángulo equilátero y un hexágono irregular. Estas dos figuras se inscriben en un círculo. Los vértices de las dos figuras tocan nueve puntos del círculo equidistantes, numerados del uno al nueve.  El punto nueve se sitúa arriba en el centro, el número uno a su derecha y así sucesivamente. Los nueve puntos simbolizan nueve tipos de personalidad. 

Muchos autores utilizan una denominación para cada una de las nueve personalidades-tipo. Estos rótulos globales intentan, con un sustantivo, revelar la esencia del número. Como pensamos que puede ser interesante para situarse inicialmente, exponemos una lista de los distintos nombres que más se utilizan:

1.- Reformador. Maestro de principios. Idealista. Perfeccionista.
2.- Ayudador.
3.- Organizador. Ejecutor. Motivador.  Mantenedor de status.
4.- Artista. Romántico. Trágico. Individualista.
5.- Pensador. Observador. Filósofo.
6.- Leal. Colaborador.
7.- Generalista. Optimista. Epicúreo. Peter Pan.
8.- Líder. Jefe.
9.- Conciliador. Pacificador. Mediador.


Hay que tener en cuenta lo siguiente:

a.- Ningún ser humano pertenece a una tipología de forma pura. Todos tenemos un conjunto original e irrepetible de características relacionadas con las nueve tipologías, de forma similar a lo que pasa con el mapa genético.

b.- Ningún número es mejor que otro. Es decir, ser un siete no es mejor que ser un cuatro y viceversa. Cada tipología tiene sus ventajas y sus puntos flacos.

c.- El eneagrama no es una herramienta para etiquetar a las personas sino que su uso debe permitir comprenderlas mejor.

d.- A lo largo de la vida, nuestra personalidad fundamental no cambia, es decir, si somos un cinco seremos un cinco hasta que nos muramos. Lo que cambia es el modo de mejorar nuestra personalidad, centrándonos e integrando elementos que realicen nuestras potencialidades.

A continuación un resumen de los nueve tipos de personalidad:

UNO

El tipo uno se caracteriza por su afán de mejorar y por su continua búsqueda de la perfección en todos los ámbitos de su vida. No se le suele pasar por alto el detalle más nimio e insignificante. Tiene unas antenas especiales para detectar las imperfecciones. Detecta un cuadro levemente torcido o un error en un escrito con una rapidez pasmosa.

Si no está todo en su lugar “como mandan sus propios cánones de perfección” le resulta imposible continuar adelante. Su lema favorito es: “siempre se puede hacer mejor”.

El uno es trabajador, meticuloso, disciplinado, metódico, reformador, escrupuloso, perfeccionista, puntual, ordenado y eficiente.

Es una persona formal, educada, honrada, objetiva y equilibrada en sus juicios, no suele perder el control, y se presenta de forma impecable.

Es leal, íntegro y posee elevados principios morales que ha interiorizado con fuerza. Para salvaguardar dichos principios está dispuesto a sacrificar sus intereses, como puede ser su carrera profesional o unas excelentes expectativas económicas.

 Se puede confiar en él con la seguridad de que se esforzará al máximo por cumplir sus compromisos. Tiene un profundo sentido del deber.

Su búsqueda continua de la perfección, hasta el más mínimo detalle, se llega a convertir en una obsesión y eso le hace vivir en un estado de constante frustración. Le es muy difícil relajarse y pocas veces está alegre de forma natural y espontánea.

Aparenta estar insatisfecho y eternamente descontento. Suele estar rígido, con los labios fruncidos, la espalda bien erguida, y muchas veces levanta el índice (el dedo dogmático) al hablar. Aunque hable educadamente, incluso sonriente, el tono que usa puede ser ácido y crítico, llegando a ser hiriente.

Tiene pánico a equivocarse y teme que un sólo error eche al traste todo. Es tan grande el temor a errar que puede llegar a quedarse bloqueado, titubeante e indeciso.

Cuando por el contrario “todo va bien” y no se cometen errores, tampoco puede sentirse pletórico de felicidad y disfrutar del trabajo bien hecho. Al igual que el heroinómano que cuando está enganchado se inyecta heroína no para sentir placer sino para evitar el dolor, así el uno se esfuerza al máximo por hacer todo perfecto, no para ser feliz sino para no sufrir la crítica de su propio juez interior que determina, a la más mínima ocasión, que se podía haber hecho mejor. Con frecuencia se siente frustrado porque ni él ni los demás son como debieran ser. Tiene además la sensación de que ha de ser perfecto para que los demás le quieran o le aprueben.

Le cuesta trabajar en equipo, ya que le es difícil delegar, al pensar que los otros no lo harán tan bien como él. Además siente constantemente la necesidad de rehacer el trabajo que han hecho los otros porque no está perfecto.

El uno ve todo en términos de bueno o malo, correcto o incorrecto. Por ello, la posibilidad de tener necesidades, pasiones, deseos y emociones que no sean absolutamente compatibles con su estricto código moral no es ni siquiera tenida en cuenta. Eso le hace ser extremadamente controlado y puede llegar a caer en “el puritanismo”.


DOS

El tipo dos se caracteriza por su constante disponibilidad, su altruismo, y su capacidad para dar afecto y amor a todos los que le rodean.

Sabe intuir las necesidades de los que le rodean, descifrando con aparente facilidad los mensajes no verbales que emite su prójimo. Es una persona empática, cariñosa, abnegada, compasiva, atenta, servicial, desinteresada y generosa.

Concede gran valor a las relaciones personales, y “amistad”, “afecto” y “amor” son palabras esenciales en su vocabulario. Los demás se suelen aprovechar del dos porque no sabe decir que no y está dispuesto a realizar grandes sacrificios para ayudar al necesitado.

El dos es amigo de hacer favores, aunque sean pequeños, como servir el café, agacharse a coger algo que se ha caído, dar fuego, ... El dos es un especialista en hacer cumplidos, adular, decir piropos y, en general, halagar la vanidad de los otros. Le encanta hacer regalos e invitar siempre que sea posible. Una de las cosas que más le gusta a un dos es dar consejos a personas con problemas.

Le encanta la cercanía, el contacto con el prójimo. Es propenso a tocar al otro, a tomarlo del brazo, a darle la mano, a abrazarlo, a procurar que se encuentre a gusto y feliz. Su tono suele ser dulce y meloso.

Si los que le rodean no se percatan de los esfuerzos del dos por ayudar, éste se irrita, se contraría, se siente herido y se vuelve melancólico. En esos momentos su pensamiento o frase más utilizada es “después de todo lo que yo he hecho por ti...”.

El principal problema del dos es su excesiva dependencia del afecto y estima de los demás. No es capaz de entablar relaciones prescindiendo del vínculo emocional. Para sentirse seguro, intenta que los demás dependan de él, llegando al final a sentirse sobrecargado por tanta dependencia de los otros respecto de él.

Su convicción de que sólo estará bien si ayuda le hace asumir responsabilidades que nadie le ha pedido, ocupándose de actividades tediosas y cansadas que le hacen sentirse utilizado.

Como espera un reconocimiento continuo por su labor servicial, como necesita sentirse útil, y a ser posible, imprescindible, casi siempre acaba sintiendo que hay desequilibrio en sus relaciones y una de las cosas que más le puede ofender a un dos es que se prefiera a otra persona o que se rechace su ayuda.

El dos habla mucho de las necesidades de los demás, pero no suele ser consciente de las suyas propias. De hecho, piensa que él no necesita nada. Le avergüenza reconocer que necesita afecto y amor como cualquier hijo de vecino. Reconocer esta necesidad implica sentirse dependiente de los demás, cuando él cree que ayuda a los demás únicamente para cumplir con su deber.


TRES

El tipo tres se distingue por buscar la eficiencia, el éxito y la posibilidad de triunfar en la vida. Para ello utilizará todos los recursos posibles. Todo su tiempo y sus energías los emplea en la ejecución de determinados objetivos y proyectos.

Es una persona segura de sí, llena de vitalidad, energética, popular, ambiciosa, preocupada por su prestigio y por su  status. Es pragmática, calculadora y está orientada a metas. Se preocupa mucho de su imagen, de cómo aparece ante los demás.

Los que rodean a un tres pueden observar que siempre está haciendo algo. Incluso planifica y programa cuidadosamente su tiempo de ocio y descanso. Es perfectamente capaz de llevar adelante varios proyectos simultáneamente.

Profesionalmente es muy competente. “Da gusto” trabajar con él por su vitalidad y optimismo ante las dificultades. Es bueno trabajando en equipo, ya que arrastra a los demás a la actividad y sabe implicar a sus colaboradores en la consecución de sus objetivos. Su entusiasmo es contagioso y valora lo mejor de los demás motivándolos a ser un equipo ganador.

Para el tres el éxito es sólo una cuestión de  organización , competencia y esfuerzo. Desde su punto de vista, el fracaso es intolerable. “Llegar el segundo es como llegar el último” es una frase con la que está de acuerdo el tres. La derrota no forma parte de su mundo.

Le gusta probar vías nuevas, es creativo, imaginativo, y tiene una habilidad innata para adaptarse a las circunstancias y descubrir estrategias innovadoras que le sirvan para alcanzar sus metas.


Suele pasar por alto las críticas, ya que no las escucha o las atribuye a la envidia lógica que los demás sienten de él. Con los incompetentes se suele mostrar intolerante.

Sus familiares saben que si está él, todo está bajo control. Cuando surja una dificultad él tendrá preparada una solución, y por tanto, se sienten bien protegidos. A cambio el tres le pide a su familia que esté siempre a la altura de las circunstancias. Como es vanidoso  acumula objetos para exhibir ante los demás y demostrar el bienestar alcanzado.

Puede tender a la insensibilidad, ya que considera que las emociones son peligrosas al hacerle perder eficacia. Los sentimientos que manifiesta en público son los que considera apropiados socialmente para lograr el éxito. A fuerza de tanto responder en función de lo que se espera de él, llega un momento en que desconoce qué es lo que realmente siente.

Debido al miedo a fracasar, procura acumular éxitos y negar fracasos. Para ello se dedica a rememorar, enumerar y hasta inventar todos sus triunfos. Este miedo al fracaso le convierte en alguien excesivamente prudente, que tiende a elegir solamente aquellos proyectos y trabajos en los que sabe que puede triunfar.

El tres sabe venderse muy bien y sabe vender su trabajo.


CUATRO

El tipo cuatro está dispuesto a hacer cualquier cosa en la vida con tal de no parecer una persona cualquiera. Se siente diferente y emplea una buena parte de su energía en comprender por qué se siente así.

Es creativo, inspirado, intuitivo, sensible, frágil, vulnerable, se ensimisma con facilidad, introvertido y melancólico.

Puede expresar su singularidad de múltiples formas: hablando y vistiendo de manera afectada, eligiendo profesiones poco comunes, decorando su hogar de forma insólita,... Para expresar su complejo mundo interior recurre al arte, a la pintura, a la poesía, al teatro, que se convierten en reflejo de su sensibilidad interna. Se sirve además del lenguaje de los símbolos para comunicarse. Así es frecuente que utilice las flores, las velas, ...

Lo que le hace sentirse realmente vivo es la intensidad de la emoción, sea de alegría o de tristeza. Ansía sentimientos profundos. Se identifica muy bien con el clown, con el payaso trágico, que sonríe hacia fuera, pero que siente dentro una inmensa pena y un terrible dolor.


Le resulta difícil sentirse natural y espontáneo. Como tiene bastante capacidad de introspección y no le da miedo conocerse, se da cuenta de que está representando un papel actuando ante los demás, en vez de ser él mismo.

Le atrae profundamente la belleza, que sabe captar tanto en la naturaleza como en las personas. Procura siempre que sus seres queridos puedan gozar el preciosismo de un paisaje o un cuadro, captar la profundidad de un verso o la armonía de una composición musical. Experimenta, y pretende que los suyos compartan con él, todos los aspectos estéticos de sus vivencias.

Las modas y las convenciones sociales no es algo que le agraden y, desde luego, no se deja llevar por ellas.

Al cuatro le aterroriza la monotonía y las cosas burdas o toscas. Utiliza, por tanto, su enorme imaginación para convertir lo ordinario en lo extraordinario, la rutina más gris en una aventura apasionante.

Percibe el pasado como incompleto y lleno de oportunidades desperdiciadas. Tiene una profunda sensación de abandono, que puede ser irreal. Cuando no está anclado en sus fantasías sobre el pasado, corre el riesgo de proyectarse hacia el futuro, para imaginar posibilidades nuevas que hagan su vida más interesante y especial. Lo que más le cuesta es valorar y vivir el presente. El pasado lo recuerda con nostalgia; el futuro lo aguarda con ansia, esperando el momento en el que por fin va a vivir con plenitud;  el presente es, por tanto, absolutamente prescindible. Es como un aristócrata en el exilio, siempre soñando con algo que fue y que espera volver a ser, pero que no es ahora en el presente.

Es empático y compasivo. Como ha sentido intensamente el dolor del abandono y la incomprensión es capaz de entender perfectamente el sufrimiento de los que le rodean. Las esperanzas frustradas, las injusticias padecidas y la hipocresía pueden hundirle en el pesimismo y la traición es algo que nunca podrá olvidar ni perdonar.

Es poco realista. La dificultad para encontrar el término medio en sus sentimientos y su eterna sensación de incomprensión le dificulta sus relaciones íntimas. Al finalizar la relación o si mantiene ésta en la distancia, es cuando se atreve a manifestar sentimientos intensos “como nadie más es capaz de sentir”.


CINCO

El tipo cinco se caracteriza fundamentalmente porque está convencido de que la vida se puede entender observando, aprendiendo y ordenando datos, sin necesidad de implicarse personalmente, ni participar en los acontecimientos.
El cinco suele ser introvertido, solitario, tranquilo, reflexivo, perspicaz, agudo, curioso, despierto, juicioso, prudente, analítico, erudito, experto  despegado y autosuficiente.

Ama la independencia y la libertad y no soporta sentirse controlado o depender de alguien. Necesita la soledad, tener un espacio privado para poder conocer la realidad. Defiende su intimidad a cualquier precio.

Todo el tiempo del mundo le parece insuficiente, pues hay tantas cosas que desconoce que no se puede permitir desperdiciarlo en tonterías o perderlo a causa de las intromisiones de otras personas. Siempre tiene algo que hacer, aunque sea reflexionar o reordenar los nuevos conocimientos adquiridos.

Su capacidad para distanciarse de los posibles trastornos le permite mantener el control en las situaciones más complejas. Su lucidez le permite tomar la decisión más racional. Esto le convierte en un buen consejero imperturbable y tranquilizador.

Prefiere vivir en un ambiente sencillo y austero, para poder distanciarse de sus posesiones y así sentirse más autosuficiente. Esta austeridad puede llegar a convertirse en algunos casos en tacañería extrema con su dinero y con su tiempo. Le apasiona acumular todo lo que puede llegar a necesitar algún día, especialmente conocimientos, libros, datos, información...

No acostumbra a compartir sus conocimientos adquiridos con los otros. Su saber es un tesoro en sí mismo que le llena su vacío interior, y por tanto, es demasiado valioso como para regalarlo a cualquiera así como así. Al no saber dar, también le cuesta recibir, y se resiste a pedir ayuda a los demás.

Es un buen oyente al ser muy perceptivo. Su amabilidad y su habla extremadamente suave hace que los demás se sientan a gusto conversando con él. Habla poco, siempre al final y suele resumir con una frase todo el largo proceso de análisis y síntesis que ha realizado durante la conversación. La máxima del Conceptismo: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno” es muy acorde con el cinco.

Para él la vida está plena de significado. Todo le parece interesante. Pero antes de opinar sobre algo necesita informarse a fondo y emplear mucho tiempo para analizar todos los enfoques. Como no es crítico en el sentido de clasificar las cosas como correctas o incorrectas, posee una especial agudeza para emitir juicios objetivos e imparciales. Es capaz de ver lo blanco negro y lo negro blanco si se le da tiempo y argumentos suficientes.

Un cinco se siente más a gusto en el mundo de los pensamientos que en el de los sentimientos. Cuando le preguntan cómo se siente suele responder diciendo lo que piensa. Considera que los sentimientos y las emociones son inferiores a las ideas y al razonamiento. Su reserva y su control emotivo le hace aparentar frialdad e indiferencia, cuando en el fondo es muy sensible.


SEIS

El tipo seis para sentirse seguro necesita formar parte de una estructura, de un grupo específico, para identificarse con sus normas y así poder respirar tranquilo. Es una persona grata, moderada y acogedora que atrae a la gente hacia ella.

Se caracteriza ante todo por un fuerte sentido de la fidelidad ante las personas y el deber y una gran responsabilidad en el cumplimiento de los compromisos contraídos. Cuando encuentra un entorno en el que se sienta protegido y dirigido es capaz de dar lo mejor de sí mismo.

No suele improvisar y no es demasiado emprendedor. Aunque es laborioso y está dispuesto a trabajar mucho, necesita de alguien que le dirija. Es muy fiel a la autoridad establecida, y se le considera un excelente colaborador.

Da mucha importancia a la pertenencia a la Familia, la Iglesia, la Empresa, la Patria, el Partido político, el Equipo de fútbol, u otras asociaciones, instituciones o sistemas de creencias con las que llega a identificarse de tal modo que las críticas contra las mismas las llega a considerar como ataques personales.

Muestra una auténtica hospitalidad. Intenta procurar que su ambiente sea acogedor y limpio, para que sus invitados se encuentren a gusto.

Defiende las tradiciones que representan el punto de referencia para que la familia permanezca unida y la sociedad tenga raíces y un anclaje que la sostenga con salud. Manifiesta un afecto especial hacia los ancianos pues simbolizan para él su tradición y su pasado.

El seis experimenta con frecuencia miedo y ansiedad. Teme a lo desconocido y ve el futuro incierto como una amenaza mas que como una aventura. Como le falta confianza en sus capacidades reales prefiere repetir lo que le ha ido bien en el pasado antes que arriesgarse a experimentar cosas nuevas.

La vida es un constante reto a su valor. Tiene un miedo vago y difuso a un futuro plagado de catástrofes. Suele temer siempre lo peor. Se pregunta con frecuencia si tendrá valor para hacer lo que haya que hacer, si es suficientemente valiente... Su miedo fundamental es a la diversidad, a todo lo que sea diferente o implique algún cambio.

El seis es muy prudente y precavido. Antes de actuar suele consultar a muchas personas para después hacer lo que él estime conveniente. Con estas “encuestas” no pretende que le digan lo que debe hacer, sino tan sólo quiere contrastar opiniones, necesita información adicional para estar totalmente seguro.

Su baja autoestima se manifiesta en sus relaciones y en su toma de decisiones. No le gusta que le hagan cumplidos, porque duda de la autenticidad de la otra persona y trata de buscar motivos ocultos tras las alabanzas.

El seis es demasiado responsable, excesivamente dependiente de las normas y del deber, pero sobre todo de la figura de autoridad.

El miedo a equivocarse al elegir le condiciona hasta el punto de no permitirle hacer ninguna elección para no correr riesgos. El miedo a fracasar le bloquea, pero también tiene miedo al éxito pues podría suponer cambios en su vida.


SIETE

El número siete se caracteriza por su optimismo, por su actitud positiva ante la vida. Para el siete la vida debe ser alegre y por ello tiende a pasar por alto todo lo que sea incómodo o negativo. Como quiere ver el lado bueno de las cosas, los demás le consideran una persona positiva y muy agradable, aunque más bien superficial.

Es un individuo agradecido y continuamente asombrado por las maravillas de la vida. Es extravertido, entusiasta, vital y vivaz.

Le encantan los viajes, los chistes, la buena mesa, la música, y todo tipo de experiencias gratificantes. Le gusta saborear la vida y estima la variedad como algo fundamental, por lo que no quiere perderse nada que sea estimulante y divertido. Para él  todo puede resolverse con la voluntad de ser feliz.

Es muy versátil, “aprendiz de todo, maestro de nada”, ya que lo importante para él es probar y no profundizar. Su conversación es muy placentera y tiene una gran capacidad para idear nuevas actividades divertidas que puedan hacer la experiencia cotidiana más interesante.

Al siete no le gusta la rutina, la repetición, ni los ambientes cargados de negativismo y crítica. Le gustan los trabajos en los que se respira un clima de camaradería, optimismo y entusiasmo por el futuro. Su mera presencia levanta la moral del grupo.

Es una persona antidepresiva por naturaleza. Su actitud juvenil, su alegría contagiosa, su desenvoltura y la variedad de intereses aportan un sentido de plenitud de gozo a cualquier familia o grupo. Consigue captar los aspectos divertidos de cualquier acontecimiento y sabe después narrarlos como nadie, aunque tienda a caer en el exceso y en la exageración.

La palabra aburrimiento no está en su vocabulario. No se aburre nunca porque siempre encuentra algo divertido que hacer o inventar. Los tiempos muertos los llena en seguida con cualquier cosa con tal de no detenerse a reflexionar ni filosofar.


El siete piensa que la realidad consiste en hacer planes. El futuro es maravilloso por los fabulosos planes que tiene y por tanto lo contempla con alegría. Se entusiasma con proyectos nuevos pero no se puede contar con él para realizarlos porque como necesita pasarlo bien en todo lo que hace, cuando una tarea se le hace costosa tiende a dejarla. Trabaja, por tanto, normalmente a impulsos. Cuando se entusiasma con algo puede desempeñar mucho trabajo, pero si no le gusta demasiado la tarea se suele demorar y provocar retrasos. Carece de perseverancia, método y tenacidad frente a las dificultades y obligaciones cotidianas.

Cuando las cosas no funcionan como debieran tiende a enmascarar con su habitual sonrisa el dolor y el malestar que ello le provoca. No le gusta escuchar los problemas de los demás y tiende a ver el aspecto menos comprometedor de las cosas. Todo lo que sea aburrido y molesto lo intenta eludir y busca compulsivamente lo que es estimulante y gratificante.


OCHO

El número ocho se caracteriza porque rechaza la debilidad en sí mismo y en los demás. Es valiente hasta rayar en la inconsciencia y siempre está dispuesto a lanzarse hacia delante, incluso en las situaciones más peligrosas.

Para designar al ocho la mayoría de los autores utilizan el término “jefe”. Con esto no quieren decir que ocupe necesariamente un puesto de autoridad jerárquica, sino que se relaciona como si fuera jefe. Es una persona que transmite fuerza, energía y decisión en lo que esté haciendo. Ve la vida como una lucha de poder y trata de situarse en la cima.

Es digno de confianza, ya que si se ha comprometido podemos estar seguros que cumplirá su palabra. Pero él nunca se fía plenamente de los otros, pues en el fondo desea controlarlo todo y a todos.

Dice “no” con mucha frecuencia y de manera casi automática. Ante todo lo que sea desconocido, su postura inicial es siempre “no”.

No le preocupa lo más mínimo lo que la gente opine sobre él. Dice lo que piensa de los demás sin importarle cómo les va a sentar. Es capaz de expresar opiniones diferentes al resto, aún a riesgo de quedarse solo y de enfrentarse a todo el mundo. Cuando algo le causa insatisfacción lo pone de manifiesto claramente con la intención de que se remedie con rapidez.

Se guía en la vida por las convicciones que ha interiorizado, especialmente el sentido de la justicia, que ocupa el centro de su vida y hace que tienda siempre a proteger a las víctimas.


No soporta las cosas mal hechas, aunque sean pequeños errores, y a veces puede llegar a ser desagradable con los incompetentes o débiles que los cometen. No es consciente de los efectos desestabilizadores que puede causar con su rabia o agresividad ante adversarios amedrentados.

Posee una sensibilidad especial para detectar y descubrir la falsedad, el engaño, lo fingido. Cuando lo hace, su propio sentido de la justicia le impulsa a desenmascarar y a desmontar los montajes

Frases que le encantan son “La mejor defensa es un buen ataque” “Si dejas que te pisen una sola vez estás perdido” “Querer es poder” “No hay que temerle a nada ni a nadie”.

El ocho rechaza su parte tierna, suave, agradable, “femenina” y por tanto, tiene mucha dificultad para expresarla. Le cuesta mucho ser tierno, mostrar afecto y cariño, abrazar, ya que lo interpreta como debilidad. No le gusta que los demás vean su parte tierna y delicada, pero en el fondo es enormemente sensible.


NUEVE

El tipo nueve tiene un carácter afable, ecuánime, tranquilo y equilibrado. Es una persona bondadosa, sencilla y amable.

Le gusta la vida tranquila, conservar sus viejas costumbres y necesita vivir en armonía. Cuando surgen problemas se enfrenta a ellos restándoles importancia y pensando que no merece la pena molestarse por la mayoría de las cosas de la vida.

Vive el acto de enfadarse como una actividad agotadora y piensa que es mejor intentar evitar cuidadosamente cualquier tipo de riesgo de que se produzca un altercado. Busca el medio y el modo de no gastar su energía inútilmente.

Posee una gran capacidad para solucionar conflictos. Su mera presencia y su apariencia de calma, ya basta muchas veces para apaciguar el ambiente. Como sabe escuchar sin prejuicios y puede identificarse fácilmente con las dos partes del conflicto es un estupendo mediador y conciliador.

La persona nueve es tolerante y no tiene ansias de poder. Aunque parece sencilla y amable es muy tenaz e independiente. Se adapta bien a las circunstancias y difícilmente se deja influir por otras personas en aquellos temas que tiene claro.

Le satisface la rutina porque ésta conlleva la ausencia de conflictos y no tener que tomar nuevas decisiones. Alivia la ansiedad a base de horarios establecidos y una existencia caracterizada por pequeños hábitos personales que consigan que la vida sea estable y sosegada.
Ante una discusión no suele adoptar una postura definida sino que mas bien suele contemplar todos los aspectos para poder recalcar las aportaciones positivas de cada parte.

Tiene una autoestima bastante baja y no cree ser merecedor de la atención de los demás. Se infravalora excesivamente.

Es indolente cuando tiene que hacer algo que le genera ansiedad o conflicto. Es capaz de dedicarse de forma hiperactiva a otras minucias con tal de no enfrentarse a la actividad fundamental, que suele dejar para el último momento. 

El nueve utiliza la “narcotización” como mecanismo de defensa ante el conflicto y la toma de decisiones. La narcotización consiste en ponerse a realizar cosas absolutamente triviales (hacer un puzzle, entrar en internet, jugar al ordenador, ver la televisión aunque sean los anuncios, ponerse de repente a ordenar un armario, hojear unas revistas antiguas, ...) cuando tiene delante un tema importante que resolver pero cuya resolución le crea ansiedad. De alguna manera pospone las cosas para el último momento, con la vana ilusión de que alguien le ayude o que se resuelva solo.

Tiene mucha dificultad para manejar la rabia que expresa de forma indirecta mediante la obstinación, el mutismo y la pasividad terca. Aguanta mucho, pero cuando salta lo hace de forma explosiva manifestando toda la energía reprimida durante mucho tiempo de manera súbita.

Le gusta la soledad y las tareas de jardinería y de cuidado de animales, por los que suele mostrar gran cariño ya que suponen una medicina natural para recuperarse de las presiones del mundo.

3 comentarios:

  1. Es asombroso el amor por el dinero que profesan psicólogos, escritores de libros de autoayuda y pitonisas (sin dudar los incluyo en el mismo conjunto) tenemos mucho que aprender de los que se ganan la vida confundiendo mentes obtusas, merecen mi admiración, aunque no así mi respeto.

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  2. Debo decir en favor de psicólogos, escritores de libros de autoayuda y pitonisas (que por cierto, a mi nunca se me ocurriria meter en el mismo conjunto a nadie, con por ejemplo, la Bruja Lola...) que si bién nunca conseguirán tu respeto, ganarse tu admiración es también algo realmente complicado.

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